jueves, 3 de noviembre de 2011

Insuficiencia Cardiaca

Sucede cuando el corazón no es capaz de bombear suficiente sangre al resto del cuerpo. Varias enfermedades pueden causarla: valvulopatías, arritmias...

¿Qué es la insuficiencia cardiaca?
La insuficiencia cardiaca se produce cuando hay un desequilibrio entre la capacidad del corazón para bombear sangre y las necesidades del organismo.

Causas de la insuficiencia cardiaca
El corazón puede fallar debido a un problema propio o porque su capacidad de reacción no alcanza a satisfacer lo que el organismo le demanda.


Insuficiencia cardiaca por enfermedades del corazón
Estas enfermedades pueden provocar insuficiencia cardiaca:

Enfermedad isquémica coronaria
Aparece cuando las arterias coronarias que distribuyen la sangre al corazón sufren estrechamientos que reducen o impiden el flujo sanguíneo, y por tanto, el aporte de oxígeno. En algunos pacientes es un proceso lento y progresivo. En otros, consiste en un coágulo o trombo que produce una obstrucción completa y rápida del vaso sanguíneo. Esta última situación es lo que se conoce como infarto, y puede provocar la muerte de la parte de músculo cardiaco que deja de recibir sangre.

Enfermedad del músculo del corazón
Son dolencias que afectan al músculo cardiaco:

Miocardiopatía hipertensiva (producida por la hipertensión no controlada).
Miocardiopatía diabética (causada por la diabetes).
Miocardiopatía hipertrófica.
Miocardiopatía alcohólica (por abuso en el consumo de alcohol).
Miocardiopatía idopática dilatada (cuando se desconoce el origen).
Miocarditis (inflamación del músculo cardiaco).
Por lo general, estas enfermedades provocan dilatación e importante pérdida de fuerza del corazón. Algunas, como la miocardiopatía etílica o la miocarditidis, pueden ser reversibles con tratamiento.

Valvulopatías
Aparecen cuando las valvulas no funcionan adecuadamente y el músculo cardiaco no es capaz de compensar el mal funcionamiento de éstas incrementado la fuerza o número de latidos.

Arritmias
Tanto las arritmias rápidas como las arritmias lentas pueden provocar insuficiencia cardiaca.

Insuficiencia cardiaca por aumento de demanda
La anemia, las infecciones generalizadas en el cuerpo, las enfermedades de tiroides, las fístulas arteriovenosas o el aumento de la presión arterial provocan una mayor demanda de sangre corporal que, en ocasiones, un corazón sano tampoco es capaz de atender. Por ello, el tratamiento de estos pacientes debe centrarse en la enfermedad que está ocasionando la insuficiencia más que en el propio corazón.

Síntomas de la insuficiencia cardiaca
La insuficiencia cardiaca puede ser una enfermedad que no presente síntomas durante mucho tiempo. Aun así, los síntomas predominantes son:

Cansancio anormal por esfuerzos que antes no lo causaban. La sangre no llega adecuadamente a los músculos y se provoca una situación de fatiga muscular.
Respiración fatigosa por estancamiento de los líquidos en los alvéolos de los pulmones. Si al estar acostado se presenta una sensación de ahogo que obliga a levantarse y dormir sentado.
Tos seca y persistente motivada por la retención de líquido en los pulmones o por el tratamiento con inhibidores de la enzima de conversión. Es este último caso, el especialista puede valorar un cambio de tratamiento.
La reducción del flujo sanguíneo al cerebro puede provocar sensaciones de mareo, confusión, mente en blanco y breves pérdidas de conciencia. Si se presentan estos episodios relacionados con cifras bajas de tensión es recomendable sentarse o tumbarse.
La insuficiencia puede provocar que el flujo de sangre a los riñones no sea suficiente, y se produzca retención de líquidos. Esta hinchazón suele localizarse en las piernas, los tobillos o el abdomen.
Disnea de esfuerzo y mala tolerancia al ejercicio por fatiga.
Diagnóstico de la insuficiencia cardiaca
El especialista realiza una detallada historia clínica:

Factores de riesgo cardiovascular en el paciente.
Antecedentes de cardiopatía isquémica.
Hipertensión o diabetes.
Antecedentes familiares de miocardiopatías o enfermedades valvulares.
Infecciones recientes.
Síntomas relacionados con la tolerancia al esfuerzo.
Hinchazón.
Alteraciones del ritmo cardiaco.
Exploración física para comprobar la tensión arterial y la frecuencia cardiaca.
Auscultación cardiaca y pulmonar.
Exploración abdominal.
En algunos casos serán necesarias pruebas complementarias, como los rayos X, el ecocardiograma o la prueba de esfuerzo.

Pronóstico de la insuficiencia cardiaca
Aunque la palabra insuficiencia, sugiere un proceso benigno, la insuficiencia cardiaca, sin tratamiento, tiene un pronóstico peor que la mayoría de los cánceres y el SIDA. Con tratamiento el pronóstico difiere en gran medida de la causa que la motiva. Por este motivo reslta tan importante el prevenir su aparición y el seguimiento correcto de las indicaciones y controles.

Tratamiento de la insuficiencia cardiaca
Existen tratamientos eficaces para retrasar la progresión de la insuficiencia cardiaca, mejorar la calidad de vida, la capacidad de esfuerzo y prolongar la supervivencia. Son los siguientes:

Los diuréticos mejoran los síntomas congestivos y rebajan la hinchazón o la congestión pulmonar.
Los fármacos vasodilatadores (como los nitratos o los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina) reducen la carga con la que debe trabajar el corazón, aumentan su rendimiento y rebajan la tensión arterial.
Los betabloqueantes disminuyen las pulsaciones.
La digoxina está indicada en pacientes con fibrilación auricular.
En todo caso, el enfoque inicial de cualquier tratamiento para la insuficiencia cardiaca siempre debe controlar la hipertensión o la diabetes y recuperar el caudal de riego sanguíneo.

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